lunes, 9 de noviembre de 2009

Tanto amor...

El hombre se levantó por la mañana como todos los días. Pero este día no era como todos. Este día el se sentía vacío, sentía que le faltaba todo. No había podido dormir en toda la noche pero no sentía sueño. No había comido pero tampoco tenía hambre. Buscó culpables a lo que sentía, buscó responsables. Y encontró en otros la respuesta a un problema del cual el era el mayor responsable. Su familia no decía nada, aún quizás sabiendo que el no tenía razón, que el era el culpable. Escuchó miles de opiniones, miles de sentimientos pero ninguno lo calmó, ninguno lo hizo razonar. Sintió cada vez más que el tenía razón y que más que nunca era como el decía. La bronca que tenía adentro era su combustible, aún sabiendo que eso estaba mal. Una voz le dijo que la culpa era suya, que debía separar las cosas y tratar el problema. No quiso escuchar. Nunca. Y así pasó el tiempo. Y así perdió al amor de su vida.

Reflexión 1: la bronca no lleva a ningún lado más que a la soledad.
Reflexión 2: los problemas deben solucionarse, de buena manera y en el momento porque sino se hace como una bola de nieve imposible de detener.
Reflexión 3: siempre pensar tranquilo en cuestiones de amor y nunca pelear con quien uno ama por culpa de los demás. A mi me pasó y es lo más doloroso que a uno le puede pasar.