domingo, 18 de julio de 2010

Imaginación

Salgo a la calle y veo un sin fin de cosas hermosas. Veo que la gente camina sin ningún temor, que se maneja con total seguridad. Recorro las calles y veo que en el lugar adonde estaba el viejo vagabundo hoy hay un espacio vacío con un pasto bien verde. Llego a la esquina adonde estaba el basural y hay una hermosa plaza llena de chicos que juegan y rien sin parar. Busco al grupo de adolescentes que se rendía ante el poder del estupefaciente, ese grupo mal mirado y marginado y no lo encuentro, es como si nunca hubiera existido. Doblo en la esquina y ya no veo al patrullero de la policía vigilando, aunque sepamos que vigilaba nada más porque de accionar bien gracias. Me parece todo muy extraño, como que estoy en otro lugar porque nada de lo que compone ese mundo en el que me desenvuelvo cotidianamente está. Miro raro, como totalmente consternado y la gente, lejos de devolverme la mirada, sigue con sus cosas felices y hasta algunos me invitan a formar parte de su felicidad. Llego al café de la avenida y al entrar me doy cuenta que las mesas están llenas de gente de distintas edades que no para de reir. Me siento y no puedo evitar escuchar de que hablan. Cuentan de su vida, de su tan esperada jubilación, como comparten ese tiempo con la persona que eligieron y se dedican a pasarla bien, como disfrutan de ese premio ganado luego de una vida de trabajo. Los más jóvenes hablan de fútbol, de sus vidas de casados, de sus vidas de solteros, de sus planes. Y yo sigo mirando sin entender adonde estoy, como que no creo lo que veo, como que soy el único que está consciente de que esa no es la realidad o al menos no es mi realidad. Pago lo que tomo y me voy, al salir me doy cuenta que pasé un largo rato adentro del bar porque ya es de noche. Al volver me encuentro con las mismas postales que vi al pasar a la ida. Y me asombro más y más! Los chicos siguen jugando en la plaza, sin miedo a nada. La gente sigue su fiesta, su vida de fiesta. Y yo entro a mi casa, me acuesto poniendome a pensar todo lo que vi. Hasta que me despierto, me asomo por la ventana y nada de eso forma parte de la realidad. Me entristece y me da bronca tener tanta imaginación...